Ranavatar y Gladian
Ranavatar y Gladian Era un domingo por la tarde cuando la rana Ranavatar se adentró en las fauces de la oscuridad. Escaleras abajo, en el sótano de la mansión encantada y abandonada, comprobó que los rumores eran ciertos. Parecía el laboratorio de un científico loco, y la penumbra estaba entrecortada por destellos de energía aterradora. Había algo sobrenatural, y la rana inteligente se acercó al peligro aún más. Podía sentirlo en su piel, resecándola pese a la distancia. Aquellos relámpagos no eran naturales, y sabía que el edificio estaba desconectado de la red eléctrica. Observó el cableado suspendido de alambres, y reconoció unos grandes cristales de maná; estos alimentaban un enorme arco voltaico, y con un estremecimiento comprendió que estaba siendo testigo de la magia más pura y visceral, la que fluía oculta bajo la superficie del mundo, más allá de los ojos de los sabios, quienes negaban la existencia de las artes arcanas. Pero esta energía secreta, aún...